SideStory
"God's Messenger"
En la costa de una pequeña isla borrada del mapa una pequeña embarcación se mantenía a flote siendo ondeada por las olas, con su proa apuntando en la dirección de la tierra firme más cercana. A bordo, un grupo de unos treinta Tamers junto a sus Digimon se mantenían en la expectativa, esperando instrucciones para iniciar la labor que los traía a ese recóndito lugar ese día. Cada uno de los humanos portaba un uniforme con un chaleco, el cual tenía bordado el símbolo de "Digital Security" la Guild policiaca más reconocida del Mundo Digital.
- Así que ese es el lugar...
Al frente del grupo, un hombre de unos treinta años y con bigote estaba observando fijamente a un Digimon de color negro y con un televisor a modo de cabeza, que mostraba en su pantalla imágenes de la isla que tenían cercana. Al lado del oficial, un Commandramon se mantenía atento a la misma imagen, en ocasiones solicitándole al proveedor que cambiara de una "estación" a otra, modificando así el ángulo de lo que estaban investigando.
- Byte Island - Dijo el Digimon militarizado - Una isla casi desierta que fue tomada por una Rogue Guild y usada como su base de operaciones, no pensé que fuera verdad...
- Hi-Vision Monitamon, ¿Puedes indicarle a tus compañeros que se acerquen un poco más a la ciudad central? - Preguntó el oficial - Necesitamos un poco más de información antes de entrar o estaremos en desventaja de terreno.
El "televisor" asintió y activó la antena de su cabeza, enviando una señal invisible que al cabo de unos minutos provocó que las imágenes (o mejor dicho, los que las estaban transmitiendo) se acercaran al centro de la isla, donde varios edificios en ruinas se erguían, destacando un rascacielos sobre los demás. Los observantes se mantuvieron en silencio, hasta que algo hizo que el Monitamon negro reaccionara, interrumpiendo sus labores de reconocimiento por un momento y enfocándose en una de las transmisiones específicamente.
- Los renegados se están moviendo - Informó, mostrando como un grupo grande de humanos y Digimon salían apresurados de uno de los edificios y corrían en la misma dirección.
- ¿Descubrieron a un Monitamon? - Preguntó el hombre.
- No lo creo, espere... - El "Ninja" se quedó estático por un momento, posiblemente esperando a que el resto de sus compañeros le indicaran que estaba ocurriendo. Finalmente volvió en sí, sobresaltándose al tiempo que mostraba una imagen nueva, la causa del alboroto - ¡Hay una intrusa ahí, la descubrieron a ella!
Decir que la "habían descubierto" era solo una expresión, puesto que la chica en cuestión estaba de pie frente a la entrada de la "ciudad" sin hacer ningún intento de ocultarse realmente. El Monitamon que la estaba grabando enfocó su vista en ella para que pudieran verla mejor, se trataba de una chica joven, de unos quince años y largo cabello negro que estaba acompañada de un Hackmon. Ninguno de los dos estaba hablando o se movía en realidad, manteniéndose estáticos mientras esperaban que los renegados llegaran a ellos.
- ¿Cómo llegó esa niña allá? ¡Señores, a sus posiciones! Vamos a entrar ahora que están distraídos.
Sin embargo, antes que el resto del grupo pudiera reaccionar, una señal llegó a los oídos de uno de los presentes, que portaba unos gigantescos audífonos en su cabeza. El joven activó el dispositivo y se quedó en silencio mientras escuchaba el mensaje, para después retransmitirlos a los otros tripulantes del barco.
- Mensaje desde el HQ - Informó - Dicen que nos mantengamos en posición y esperemos más órdenes. Otro equipo va a hacerse cargo de los renegados.
- ¿Otro equipo? - Repitió el hombre - ¿Quiénes?
- "Solo observen" - Dijo el informante - Eso dijo el Señor Kahler.
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La pregunta del oficial era compartida por cada uno de los renegados que habían reparado en la presencia de la chica, alcanzándola en cuestión de minutos y encarándola con Digivices en mano. Las expresiones en los criminales eran variadas, algunos se mostraban serios, otros nerviosos porque su "escondite" tenía un intruso y otros, por el contrario, divertidos al ver que se trataba de apenas una niña. Aún si detrás de esa sonrisa apacible y postura sobrenaturalmente calmada se llegara a ocultar una Tamer de increíble poder, ¿Qué podría hacer ella sola contra toda una isla de Tamers Renegados? Nada, por supuesto, se había metido en la boca del lobo, y varios de los presentes estaban más que ansiosos de demostrárselo.
- ¿Te perdiste muñeca? - Preguntó el hombre que lideraba la marcha, un joven de unos veinte años, de predisposición claramente arrogante y acompañado de un Impmon que compartía su misma expresión - No sé como llegaste aquí, pero me temo que no podemos dejarte ir, ¿verdad muchachos?
Las risas no se hicieron esperar de parte del grupo, que examinaba a la recién llegada con miradas más que enfermas y que hacían poco para disimular sus intenciones con la "futura prisionera". Frey se mantuvo sin hacer comentario, sus ojos recorrían los rostros de cada uno de los presentes como si estuviera buscando a algo (o alguien) en específico, acto que era compartido por Hackmon, el cual los acompañaba con gruñidos sutiles dirigidos a cada uno de los presentes. Uno de ellos no tardó en reparar en la presencia del dinosaurio, sacándolo a colación ante sus compañeros.
- Ese es un Digimon que no se ve todos los días - Comentó en voz alta, provocando que las miradas de Frey y Hackmon se centraran sobre él - El jefe nos recompensaría bien por él.
- De hecho, ese es un... ¿Hackmon? - Corroboró otro - Nunca había visto a un Tamer con él.
- Entonces lo atrapamos, ¿Qué hacemos con la chica?
- Podríamos convertirla en Bio-Hybrid o hacerla realizar otros "trabajos", usa tu imaginación - Contestó otro, disimulando pobremente su risa.
Frey simplemente suspiró ante ese último comentario y bajó la mirada, centrándose esta vez en su propio "acompañante". Hackmon se la devolvió, con un tono expectante y rasgando por inercia la tierra en sus pies.
- Milady, no creo que tengan salvación - Comentó - Lo mejor será limpiar la isla de una vez.
- Supongo...
- ¡Oye! - Interrumpió uno de los renegados, el primero que había hablado - No hagas esto más difícil de lo necesario primor. Levanta las manos y no intentes nada extra-
Sus palabras se vieron ahogadas por un resplandor que cubrió a Hackmon, el cual alertó a todos los presentes. El Tamer alzó su Digivice y se preparó para darle una orden a Impmon, sin embargo ninguno de los dos fue lo suficientemente veloz. En cuestión de un parpadeo, el sonido de metal atravesando carne cortó la tensión en el ambiente, revelando al renegado tosiendo fuertemente, empalado a una cuchilla de brillante color rojo. Aquella arma se extendía de la punta de la cola de un Digimon blanco, con la apariencia de un dragón de facciones filosas y brillante capa roja, que estaba fulminando con la mirada a su presa mientras la sangre escurría por la cuchilla de su extremidad. Impmon se encontraba en estado de shock al ver el estado de su Tamer, lo cual le impidió reaccionar a tiempo cuando BaoHackmon abrió sus fauces y descargó una potente llamarada sobre su cuerpo, desintegrándolo en datos en un instante.
- ¡Jefe!
El resto de los renegados no tardó en movilizarse, haciendo evolucionar a sus Digimon a la par que BaoHackmon desencajaba la cuchilla del pecho de su primera victima y la dejaba desplomarse en el suelo, brotando del brillante líquido y sin mostrar señales de vida. En un santiamén, el escenario se llenó de luces de evolución, a la par que el sonido de veloces y temibles cortes delataba que el dinosaurio no perdería el tiempo, abriéndose paso entre aquellos que se le oponían con una precisión y velocidad aterradoras. Una expresión de tristeza cruzó las facciones de Frey, que se mantuvo en su lugar mientras la masacre se desenvolvía frente a sus ojos.
- ¿Cómo es tan rápido? - Soltó incrédulo uno de los Digimon recién evolucionados, un centauro que se mantenía junto a su compañero al lado contrario de donde BaoHackmon se había entablado en combate contra tres Adults. El Tamer del ser mitológico maldijo por lo bajo, dejando de lado al Digimon blanco para enfocarse en la que lo acompañaba.
- Mátala, Saggitarimon - Ordenó - Su compañero entrará en pánico y será más fácil dominarlo.
El centauro obedeció, levantando su arco y preparando una brillante flecha metálica para ser lanzada. Cerró uno de sus ojos y apuntó a la cabeza de la chica, soltando la cuerda para liberar el proyectil que se dirigió a toda velocidad hacia la joven chica. Al notar la flecha, la expresión de Frey pasó de tristeza a decisión, con las comisuras de su boca flexionadas en lo que parecía ser una sutil sonrisa.
- Bienvenida.
Antes que la flecha pudiera alcanzarla, un trueno ensordeció el ambiente, seguido por un bólido cayó del cielo interponiéndose en el camino y destruyendo el proyectil en un instante. En cuestión de segundos la polvadera se disipó, revelando a un Digimon bestia con expresión claramente molesta, y hachas en lugar de manos. Se trataba de un conejo de color marrón y vestido con armadura, portando un brillante símbolo dorado en su pecho que era parcialmente cubierto por una bufanda de colores lila. Tanto los renegados como los policías observando los eventos se sorprendieron por la aparición tan repentina de la criatura, que en ese momento se dedicaba a fulminar con la mirada al par que había atentado contra la vida de la humana. Tanto el Tamer como el centauro trastabillaron, retrocediendo levemente ante la presencia del animal, pero sin notar a tiempo que no estaba solo.
Del cielo nublado, varias flechas de luz descendieron con prontitud, atravesando tanto al humano como a su Digimon y acabando con sus vidas en un instante. Los que vieron lo ocurrido subieron la mirada a las nubes para descubrir al culpable, un dragón de color esmeralda que descendía serpenteando hacia la tierra mientras hacía llover más agujas luminosas sobre los presentes. Para colmo, aquel reptil no estaba solo, un tigre estaba descendiendo a su lado, moviéndose en zigzag como un rayo y como si pisara plataformas invisibles en su recorrido. Al estar lo suficientemente cerca del suelo, su sonrisa se ensanchó y su cola mutó en un arma, la cual usó para meterse en un grupo pequeño y empezar a golpear a Digimon y humanos por igual.
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- ¡¿Pero qué-?!
El centro de operaciones de ambos bandos se encontraba en completo caos por lo ocurrido, ya que pocos podían entender de donde habían salido esos tres Perfect, y como es que solo cuatro Digimon (uno de ellos un Adult) podían estar causando tantos estragos con facilidad en un grupo nada modesto de Tamers entrenados. En encargado de la Rogue Guild es el que se encontraba más estupefacto sobretodo el asunto, a medida que escuchaba reportes desde el interior del rascacielos.
- ¿No hay señales de Digivice? - Preguntó a uno de los informantes - Imposible, la niña hizo evolucionar a ese Hackmon, ¿Cómo lo hizo sin uno?
- No lo sé, señor- Contestó su subordinado claramente nervioso - Las únicas señales de Digivice en la zona son la de los nuestros, no hay ninguno que corresponda a ninguno de esos cuatro Digimon.
- ¡Señor! No están solos, hay más Digimon apareciendo uno tras otro, nueve en total y... ¡Cuatro señales!
- ¡¿Nueve?! ¡Qué salgan todos los combatientes en este instante, despierten a los Bio! No me interesan si los atrapan o los matan, saquen a todos los intrusos de esta isla.
- ¡Entendido!
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Apenas se dio la orden, una multitud de renegados apareció utilizando sus Digivice para hacer evolucionar a sus respectivos compañeros. Uno de ellos, un Cyberdramon de tonalidades azules y apariencia alienígena se adelantó sobre el resto en dirección al bosque que rodeaban los edificios, cargando a toda velocidad contra el intruso más cercano. El Digimon, con la apariencia de un centauro y cabeza de toro, resopló, desenvainando sus espadas y estrellándolas contra la lanza del dragón atacante. Ambos Perfect forcejearon por unos instantes, en los cuales una pequeña criatura con cara de rata saltó del lomo del buey, clonándose en el aire y rodeando al Digimon azul en una formación hexagonal. El centauro rompió el contacto y se alejó, al tiempo que una barrera hexagonal aprisionó a Cyberdramon, cerrándose hasta finalmente aplastarlo y dispersar sus datos. El roedor sonrió maliciosamente a su "cómplice" el cual mantuvo la misma expresión seria antes de volver a cargar contra el resto de los renegados. No eran los únicos en esa zona, puesto que un gigantesco jabalí estaba tan solo unos metros más adelante, embistiendo con sus colmillos a los dos Adults que intentaban desesperadamente aplacarlo sin éxito. Un gruñido gutural salió de la boca del mamífero, que abrió sus fauces disparando una esfera de luz rojiza que demolió todo a su paso, Digimon y Tamers incluidos. Los tres Digimon se juntaron, continuando su avance mientras una neblina empezaba a cubrir el lugar
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- Son solo Perfects, ¿como pueden ser tan fuertes?
Apenas el siguiente grupo había salido de su escondite, esta vez por la sección este, fueron recibidos por más Digimon hostiles. Otro Digimon centauro con facciones de carnero los estaba esperando, disparando flechas de energía desde la ballesta en su mano e impactando con esta a los Tamers más cercanos, acabándolos en cuestión de segundos. Sus compañeros enfurecidos no tardaron en tomar represalias, disparando sus respectivos ataques al unísono en contra del culpable. Un relincho se escuchó con fuerza, a medida que una figura con la cara de un caballo aparecía y se interponía entre el centauro y los proyectiles, absorbiéndolos dentro de un caparazón dorado gigantesco que traía entre sus manos. El artefacto consumió los ataques y empezó a brillar, lanzando una ráfaga de energía que terminó de consumir a los que estaban en su zona de impacto. Los que quedaron a salvo solo pudieron entrar en pánico y shock al notar lo despiadados que habían sido ambos desconocidos, no permitiéndoles siquiera el evolucionar a sus Digimon. Lamentablemente para el grupo, la pesadilla estaba lejos de acabar; Un fuerte temblor se sintió bajo sus pies, que empezó a resquebrajar la tierra en cuestión de segundos. Gritos de terror no tardaron en escucharse cuando una serpiente de brillante piel blanca se abrió paso por debajo de la tierra, engullendo con sus fauces a los que pudo atrapar, para luego disparar una especie de rugido venenoso contra el resto. El caballo simplemente sonrió ante los resultados y movió de un lado a otro su crin, mientras que el carnero suspiró, girando su cabeza para ver en dirección de las nubes, donde una gigantesca figura se iluminaba a través de las nubes con un extraño color carmín.
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En la última zona de combate, un Digimon con la apariencia de un mono se abría paso a toda velocidad por entre los renegados, propinando golpes y patadas que derribaban a los humanos más cercanos en un solo impacto. Un Musyamon salió al encuentro con el primate, que se limitó a escupir una esfera de cristal que aprisionó al Digimon, para después colapsar en una nube de brillante polvo. Al igual que los anteriores campos de batallas, aquel guerrero no se encontraba solo. Dos Digimon más, un gallo recubierto de armadura y un perro azul, se mantenían en un combate contra un gigantesco Valvemon, combinando sus esfuerzos para abrumar a la máquina con rayos y terremotos, que terminaron por derribarlo. Otros Digimon no tardaron en oponerse al trío, que se dispersaron para enfrentarlos sin perder ni un segundo más. Cada uno de los truenos del gallo, así como los impactos por el martillo en el que se transformaba el perro, crearon ruidos cada vez más ensordecedores, como si un tigre estuviera rugiendo con cada uno de los ataques.
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En cuestión de minutos el combate (si es que se podía haber llamado así) había amenguado, convirtiéndose en una victoria aplastante para los "intrusos" que habían osado pisar la isla. Los únicos que quedaban en pie del lado de los renegados a esas alturas eran cinco Tamers sin compañeros, que encararon a la joven de cabello negro y a BaoHackmon, así como a un pequeño grupo de humanos que se acababan de acercar al lugar del evento. Sin mediar más palabra después de lo presenciado, los criminales se cubrieron de Digisoul, activando un Digivice que se encontraba en sus respectivas muñecas
- Hyper Bio Extra Evolution
En cuestión de segundos, aquellos Tamers habían empezado a mutar, convirtiéndose en Digimon de nivel Ultimate que tenían en común el tener la parte posterior de sus cabezas pintadas de color verde. Ninguno de los presentes, humanos o Digimon, mostraron señales de temor o sorpresa. Simplemente esperando a que terminaran su ansiada evolución para continuar con la batalla. Una mujer de cabello blanco tomó la iniciativa, alzando su voz para asegurarse que las cuatro abominaciones la escucharan claramente.
- Adueñarse de una isla, esclavizar a sus habitantes y usarlos para experimentos, creación de Bio-Hybrids y poner en riesgo la seguridad del Mundo Digital con sus acciones entre otros crímenes - Enumeró - Se les declara culpables.
- ¿Así que este es nuestro castigo? - Preguntó uno de los Digimon, "Bio"Mugendramon - ¿Así es como trabaja la Central?
- La Central no tiene que ver en esto - Contestó otro de los presentes, un joven de cabello rubio y expresión seria, que portaba la vaina de una espada en su cinto.
- No entiendo como lo lograron... - Comentó la chica que estaba a un lado de él, una joven de cabello corto azul con un rostro que mostraba determinación - Pero lamentablemente los actos de su Guild no pueden ser juzgados por Tamers, o castigados con encarcelamiento o expulsión del Mundo Digital.
- Es por eso que su castigo tampoco pueden ser realizados por Tamers - Concluyó el mayor del grupo, un anciano con larga barba blanca y un parche en uno de sus ojos - Solo por Dios.
Con la aparición de los Bio-Hybrids, cuatro figuras más habían empezado a descender a la zona de batalla, todos desprendiendo una presencia tan abrumadora que parecía que la tierra se rompería en dos. Del cielo, las nubes se abrieron para dar paso a un gigantesco dragón azul, acompañado por un fénix de brillante color rojo. De la tierra, un tigre blanco se abría paso por las praderas convirtiendo en metal oxidado lo que tocaba, al tiempo que una gigantesca tortuga de dos cabezas caminaba lentamente por el bosque, liberando una neblina que ocultaba gran parte de su cuerpo bajo. De cada uno de estos Digimon flotaban doce esferas brillantes, que los rodeaban y daban un aspecto aún más sobrenatural. Los Bio Hybrids, así como los pocos sobrevivientes que quedaban entendieron al fin que había ocurrido. Había sido un error creer que los que habían salvado a aquella joven eran Tamers y Digimon comunes, y había sido también una equivocación el subestimarlos al momento que aparecieron. Poco a poco, las Cuatro Bestias acorralaron a los mutantes acompañados de los doce Perfects que los habían antecedido, mientras BaoHackmon volvía al lado de su compañera y regresaba a su forma Child.
- Ellos son... - Soltó sorprendido, maravillándose ante la imponente imagen de sus salvadores. Frey simplemente sonrió, encarando a la joven de cabello azul que estaba cerca de ella.
- Gracias por venir a ayudarnos, Ryuko.
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- Increíble...
El interior del barco había quedado en un sepulcral silencio al haber presenciado lo ocurrido. Hi-Vision Monitamon le indicó a sus compañeros que se retiraran, al tiempo que interrumpía la transmisión que estaba compartiendo. Había escuchado de esos Dieciséis seres en escritos, libros y leyendas, pero nunca creyó que los vería personalmente, así como a la abrumadora fuerza que los había vuelto famosos en primer lugar. Aún si la mayoría de los renegados eran Medium con algunos Expert como excepciones (y sin contar a los Bio Hybrids) lo presenciado había sido una locura. Una muestra que, incluso con la presencia de los humanos y el poder de los Digivice, aún les faltaba mucho para alcanzar el poder de los verdaderos Dioses del Mundo Digital.
- Órdenes del Señor Kahler - Anunció el informante - Cuando los Shijin den la señal, debemos entrar a ayudar con la toma de la isla y la "limpieza" de lo que quede.
- Entonces lo que dicen es verdad... - Concluyó el dirigente de la operación, tumbándose en una silla al lado de Commandramon - Hay Digimon que superan con creces todo lo que hemos visto... y humanos que se han aliado a ellos, los "Cuatro Dioses"